Tras mi experiencia práctica el cuatrimestre pasado he podido observar
que en general la enseñanza en
los centro se fundamenta en una metodología tradicional basada en el libro de
texto, a pesar de los numerosos recursos de los que disponen las aula.
Es cierto que los libros de texto, no
sólo actúan como medio para la instrucción, sino que son además, es un modo de
llevar a cabo y de interpretar el currículo educativo; pero no debe ser el único medio didáctico que posea el docente para
transmitir y enseñar todo tipo de conocimientos.
En mi opinión el gran reto del profesorado estaría en
utilizar otros recursos que faciliten y motiven al alumnado atendiendo a la
diversidad del aula de un modo adecuado.
Muchos docentes se han basado en crear clases monótonas implantando
una misma metodología, olvidándose por completo de la creatividad. Los alumnos
aprenden los contenidos sin saber el porqué, sin razonar, ni comprender; sino
que simplemente los profesores se limitan a instruir las exigencias expuestas
en el currículo, sin dar la posibilidad que los alumnos construyan su propio
conocimiento.
Estoy en contra del abuso que se hace del libro de texto; no
creo que éste sea un medio que se adapte a nuestra sociedad y sus continuos
avances. No es adecuado que la programación y la evaluación se rija únicamente
por este recurso. La enseñanza a través del libro de texto se fundamenta en una
metodología completamente cerrada, que para colmo favorece la enseñanza pasiva,
dirigida y unidireccional, que frena la creatividad y dificulta el trabajo
colaborativo. A través de él, únicamente se evalúa el aprendizaje mecánico,
memorístico y repetitivo.
¿Es esta la
finalidad de la enseñanza?
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