Nuevo gobierno, nuevo ley educativa. Esa parece ser la
tónica continúa en todos estos años en el Estado Español. LOE, LOGSE, LOCE,
etc, etc, etc. Pues bien, ahora nos llega la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora
de la Calidad Educativa).
¿Qué podemos esperar de esta nueva ley? Lo mismo que
podríamos esperar de toda aquella ley instaurada en los gobierno del
capitalismo, y más en este crisis cíclica en la que todo se recorta (sanidad,
justicia y, sobre todo, educación).
La LOMCE no es más que una ley que justifica la devaluación
de la educación pública, una educación elitista, una ley que resta capacidad de
decisión a los consejos escolares (haciéndolos exclusivamente consultivos), una
educación que abre las puertas a la total privatización de la educación pública
(tanto Universidad, como Bachillerato, como la Educación Infantil, los FPs, las
escuelas de arte, etc), una ley que ni siquiera te va a garantizar el disponer
de tu graduado escolar (dice textualmente: “Tras cursar el primer ciclo de
Educación Secundaria Obligatoria o se vaya a incorporar de forma excepcional a
un ciclo de Formación Profesional Básica, se entregará a los alumnos un certificado de estudios cursados”, lo
cual no es lo mismo que el graduado), una ley que pierde la función de la educación
de la transmisión de valores sociales y de convivencia por convertirse en una
mero instrumento de la oligarquía dominante para obtener mano de obra barata (a
través de la promoción continua de los FPs, o lo que es lo mismo, trabajar sin
ver un solo duro) y con vistas a exclusivamente la depredación en la
competitividad y el generar seres sin conciencia que solo sirvan para trabajar
para satisfacer a su amo (la ley señala textualmente: “… motor que promueve la competitividad de la economía” y “… una apuesta por conseguir ventajas
competitivas en el mercado global”.
Me he dejado muchas cosas en el tintero, como la eliminación
de asignaturas “de 2ª” (cómo las ha considerado el Ministro de Educación en
declaraciones recientes) como la Música, la Plástica, la Cultura Clásica… e
incluso la Filosofía, la cual deja de ser obligatoria y es cada centro quien
decide ofertarla o no. También las subvenciones a los colegios, los cuales
serán clasificados de forma oficial, obteniendo todas las modalidades los que más
recursos tengan, la forma de fomentar la segregación de los alumnos en “listos”
y “no listos”. Y, por si fuera poco, no sólo la Educación Pública se va a ver
casi derrumbada, sino que esto servirá de excusa para la promoción y subvención
de la Privada, contemplándose en la ley que pueden haber subvenciones a
colegios privados “si hay demanda social” (¿Hay quién entienda esto? ¿Demanda
social de los privados una vez derrumbas a los colegios públicos?) o haciendo
que los procesos de admisión sean idénticos tanto en públicos como en privados.
En fin, para concluir, la educación está viendo cómo las
concesiones que se habían conseguido con la lucha del pueblo se las van
quitando, porque la oligarquía dominante ve que, ante una situación de crisis,
puede reducir en ciertos ámbitos sin tocar ni un solo de sus privilegios,
aprovechando de ésta forma la debilidad en la lucha de los sectores populares
para llevar a cabo sus maniobras de control económico e ideológico sobre la
juventud, haciendo de ésta unos meros autómatas que estén dispuestos a salir
sin rechistar a la competitividad económica para enriquecer sus beneficios.
Como dijo Bertolt Brecht:
“¿Si los
tiburones fueran hombres -le preguntó al señor K la niña de su casera-,
serían más amables con los pequeños peces?'' - Naturalmente - respondió él -.
Si los tiburones fueran hombres harían construir en el mar grandes cajas para
los pequeños peces, (…) Evidentemente estas cajas estarían
equipadas con sus correspondientes escuelas. Los pececitos aprenderían en esas
escuelas cómo debe nadarse en las fauces del tiburón.”
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