Quizá lo más difícil sea decidir de qué manera se puede innovar o qué hay que hacer. Personalmente, creo que lo que se debe tener en cuenta para empezar, sería la integración del humor en las actividades diarias, puesto que estamos acostumbrados a impartir materia sin ningún tipo de relación afectiva o emocional; por lo que incluir el humor en las aulas es algo que el niño además de aprender con ella, lo agradecerá.
Por otro lado creo que diseñar nuevas instalaciones y mobiliario sería algo que repercutiría positivamente en el alumnado, puesto que no entrarían como cada día a un aula con sillas, pupitres y una pizarra, sino en espacios más abiertos y con otro tipo de diseño.
Todo esto acompañado por supuesto de una práctica docente "fresca" y actualizada, dejando atrás tanto modelos de enseñanza, como comportamientos anticuados.